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Carpeta de textos:
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Presentación archivo digital:
https://docs.google.com/presentation/d/133YA4USXhkc9RrexUnX99-Qg9xhG9HhK131Trsz29wE/edit#slide=id.gc6f59039d_0_24
Definición eje de análisis
Historicismo - pintoresquismo
La Europa del siglo XIX se caracterizó por la intención de revalorizar y recuperar la arquitectura de tiempos pasados. En un contexto donde predominaba el eurocentrismo occidentalista, Europa del Este tomó estas intenciones como herramienta para conformar una identidad y reconocimiento internacional. Según cómo era esa recuperación, podemos clasificarlo como historicismo o pintoresquismo.
Por un lado, podemos encontrar países que buscaron definir un estilo a partir de copiar tradiciones arquitectónicas anteriores que no eran propias, sino extranjeras. Se recuperaba una imagen asociada a cierta estética, con elementos específicos. Esto es a lo que podemos llamar historicismo.
Este concepto es definido por Benévolo en “Introducción a la arquitectura, capítulo XII” de la siguiente manera; “…del clasicismo se pasa al neoclasicismo, y el mismo procedimiento se demuestra en seguida aplicable a otros repertorios extraídos de otros periodos del pasado, produciendo los famosos revivals: el neogótico, el neorrománico, el neobizantino, etc. Este modo de proceder en su forma general es llamado por los anglosajones historicism, que traduciremos literalmente como historicismo.”
Es decir, se centraban en imitar fielmente estilos arquitectónicos de periodos pasados sin importar la integración con el entorno inmediato. Se copiaba bajo la influencia de las tendencias internacionales, generalmente mirando hacia Europa occidental (aquello que se consideraba con relevancia mundial). Resultaba así, un conjunto de edificios eclécticos y faltos de unidad.
“Lo específico del historicismo del siglo XIX, comparado con los renacimientos anteriores, es que revivió varios tipos de arquitectura al mismo tiempo, sin que ninguna tuviese autoridad suficiente para desbancar a sus competidoras, o para superar la arquitectura que se había construida anteriormente”.
Collins, P - Los ideales de la arquitectura moderna capítulo 4
Por otro lado, en Europa del Este podemos encontrar países que buscaron crear una estética arquitectónica que conectara con las raíces locales, valorara la herencia cultural y la identidad nacional. Una actitud que puede relacionarse con el concepto de pintoresquismo y la estética romántica.
El pintoresquismo recupera cierta arquitectura vernácula con el objetivo de hacer paisaje. Utiliza materiales locales y técnicas de construcción tradicionales que buscan armonizar con el entorno de la región. Se relaciona con el romanticismo y la nostalgia. Remite a cuestiones más orgánicas, a una arquitectura sensible, sencilla, más rural, que tiene que ver con las raíces de la región. Además se caracteriza por la búsqueda por lo bello; el uso de elementos decorativos y detalles ornamentados sintéticos.
A diferencia del historicismo, el pintoresquismo puede asociarse con la exploración por una identidad local, evocando a estilos anteriores, pero propios. Tiene que ver con un “revival” de la arquitectura autóctona del lugar, reivindicando la propia historia, para construir una definición y una imagen distintiva de la región frente al resto del continente.
En el texto “Los ideales de la arquitectura moderna, su evolución (1750-1950)”, Collins desarrolla al respecto; “...Los tipos de edificios que introdujeron los pintores paisajistas italianos del siglo XVII fueron tres; reconstrucción de templos antiguos, ruinas de templos antiguos y viviendas rústicas características del campo italiano, o sea, edificios que se asociaban a sus antiguas glorias nacionales, o a su decadencia, o edificios relacionados con una vida pastoral idealizada”.
Así también Collins escribe; “Josep Gwilt expresó la misma concepción, al considerar que “la arquitectura antigua de cualquier tipo, tiempo o lugar no puede considerarse al margen de la historia de la nación en la que se produce”.
En resumen, examinar la arquitectura de Europa del Este en el siglo XIX a través de los lentes del historicismo y el pintoresquismo, nos permite diferenciar dos modos de conformar el paisaje arquitectónico de la región, con un mismo objetivo; el de construir identidad.
Este eje de análisis consiste en estudiar qué estilos son los que se recuperan en Europa del Este. Estarán los países que encontrarán una expresión a partir de la exploración de las tradiciones autóctonas y los que lo harán a partir de la reinterpretación de estilos históricos de otros países.
Reseña
Central Europe and the Non-European World in the Long 19th Century
Markéta Křížová y Jitka Malečková
El libro “Central Europe and the “Non-European Others”” es un conjunto de siete capítulos escritos por distintos autores oriundos de Europa del Este, que tratan la dicotomía “Europa central y la periferia” y buscan aportar otra mirada frente a la narración eurocentrista occidentalista del periodo.
En este caso se reseñará el capítulo 1 (páginas 11 a 33): "Central Europe and the “Non-European Others”: A Conceptual Framework, escrito por Markéta Křížová y Jitka Malečková. El capítulo seleccionado funciona como introducción al resto de los temas elaborados en el libro; da indicios de los siguientes apartados y sus contenidos. Si bien en este libro poco se habla de arquitectura, su lectura nos permite una construcción teórica y conceptual de la región a estudiar en el siglo XIX.
Esta primera parte nos ayuda a entender cuál era la visión de la región bajo los ojos de Europa Central, que se preocupó por construir la imagen de una otredad oriental. Es decir, los europeos (occidentales) se definieron a sí mismos, crearon una identidad, a partir de diferenciarse del resto. Las autoras exponen que se englobaba a todo aquello que no era “Europa”, como un grupo homogéneo, sin distinguir diversidades, procesos ni características individuales. Incluso, se asociaba a Europa del Este (Europa oriental) con el medio oriente musulman, cuando poco tenían en común en ese entonces. Se los consideraba a todos iguales y se los definía por lo que no eran. Gracias a ello, podemos traer al presente el adjetivo “oriental”, bajo la concepción que conocemos hoy en día.
“orientalism has become almost a catchword for the processes of othering in general”
“el orientalismo se ha vuelto casi como un lema para los procesos de otredad en general” p.17
Por otro lado, el texto remarca el poder colonialista que Europa Central tenía por sobre el resto y la posiciona como figura protagonista de la historia.
El capítulo expone que las regiones “no europeas” eran concebidas como “el atraso”, se percibían como lugares marginales, como inferiores en cuanto a su desarrollo económico y político. Es así que estos países durante el siglo XIX se caracterizaron por la búsqueda de una identidad propia y a la vez un reconocimiento y una validación internacional.
La lectura de este apartado es de gran aporte al eje de análisis “contextualización- descontextualización”. En los siguientes capítulos los autores exponen ejemplos de Europa del Este, América, Asia y África y ordenan la información de una manera contextualizada. Presenta un variado espectro de casos que intentan cubrir sus individualidades, para una comprensión de las realidades culturales y geopolíticas de cada lugar.
Se remarca la importancia de contemplar particularidades y separar según lo que ocurría en cada subregión. Podemos relacionarlo con que el libro nos presenta el discurso desde la perspectiva de autores de origen oriental-europeo (checos en su mayoría) y no de autores pertenecientes a Europa central.
Además, este primer capítulo explica que en lugar de intentar encontrar una metodología común que se adaptara a todos los casos de estudio, los autores de cada capítulo desarrollarán distintos enfoques. Se analizarán a través de variadas fuentes como su arte, literatura, pinturas, ciencia y política. Nos anticipa que Robert Born hablará sobre las representaciones de oriente a través del arte y que Jitka Malečková se enfocará en contar sobre el colonialismo checo. Luego, se anticipa que Charles Sabatos realizará un análisis de obras literarias y poesías turcas y que el capítulo cinco se enfocará en las actividades científicas de diferentes regiones, más especialmente en Chequia y Alemania. Por último nos adelanta que Balint Varga hablará acerca de las actividades de los misioneros católicos de Hungría.
De esta manera, el libro resalta la importancia de poner en contexto y no generalizar para conocer la/s historia/s de la zona a analizar. No leerla como una única entidad. Nos muestra que incluso una región comparativamente pequeña consta de un espectro variado de casos que pueden ser estudiados mediante múltiples enfoques y aún así no termina de describir a Europa del Este en el siglo XIX en su totalidad.

