PROSTITUCIÓN
EL CUERPO COMO MERCANCÍA
ESPACIALIZACIÓN

La prostitución era también un factor socioeconómico de la ciudad. El cuerpo funcionaba como mercancía que podía ser comprada, vendida o intercambiada. Era un negocio y la mujer era convertida en un producto para el consumo del hombre, sin importar cultura o posición social.
“Éste era sin duda el caso en el Amsterdam moderno temprano, donde la prostitución fue una rama empresarial de importancia.”
Lotte Van de Pol, La Puta y el Ciudadano

Interior de una casa de juego, Hoerdom 1681

Frontispicio de Spigel der alderchoonste cortisanem, 1630
¿QUÉ NOS MUESTRAN LAS VISTAS?
El entorno de los burdeles no se muestra en imágenes. No se sabe sobre su exterioridad ni su contexto inmediato. Lo que se tiene son grabados del recibidor o de los salones de baile, que ilustran las situaciones intermedias entre el exterior y la obtención del servicio.
En el primer grabado vemos, como eran las casas de baile. En un principio eran tabernas donde se tocaba música y se bailaba. Pronto se convirtieron en prostíbulos encubiertos, donde las prostitutas buscaban a sus clientes y los hombres prostitutas. Si concretaban el acuerdo, la mujer se llevaba al hombre a una habitación separada.
Como podemos observar en el segundo grabado, en los prostíbulos el cliente podía seleccionar a la prostituta entre los retratos disponibles, tal como si fuese un catálogo de la elección del producto a consumir.
Acordar un encuentro con una prostituta no era otra cosa que un acuerdo económico. Se podría hacer un paralelismo con lo que sucedía en la bolsa de comercio. Al igual que allí se prometían acciones, en los salones de baile se prometía un servicio por el cual se negociaba.
“Cuando un hombre mostraba interés, se entablaban negociaciones para que las partes pudieran llegar a un acuerdo (...) Junto al puerto, en el que las putas se exhibían «como en un mercado público» cada una puede conseguirse por el precio que se pueda acordar. ” Lotte van de Pol, La Puta y el Ciudadano.
Incluso se les hacía publicidad para promocionar el consumo de dicho producto.
“Asimismo se hacía publicidad en la calle. Las casas de baile enviaban a las criadas a las calles cercanas al puerto para anunciar a las putas y abordar a los transeúntes para persuadirles de que visitaran los prostíbulos” Lotte van de Pol, La Puta y el Ciudadano.