CONCLUSIÓN
El mosaico producido nos posibilita sacar distintas conclusiones según como se lo mire. Si observamos las imágenes en sentido vertical, podemos comparar los tres espacios de interés (puerto, bolsa de comercio, burdeles), en cada uno de los abordajes.



Al observar los emplazamientos de estos tres ámbitos, notamos que aunque sus relaciones con la ciudad se ven similares a primera vista, no lo son. El puerto se puede leer como un espacio definido por el agua y ramificado en los canales que lo relacionan con el interior de la ciudad. En contraste, la bolsa de comercio aparece como un punto estático y específico. Sabemos su ubicación precisa, resaltada en un mapa como un edificio principal. Por último, la zona de los prostíbulos es una mancha indefinida en el mapa cuyos límites son imprecisos, ya que la prostitución no se reconoce en un espacio único y específico.
Si miramos la espacialización de los lugares analizados, vemos que la relación que tienen con su entorno inmediato, se representa de diferentes maneras.
En los grabados del puerto se observa siempre su atmósfera. Esta sirve como ventana y es la primer mirada que tenemos de Amsterdam. En el caso de la bolsa, sucede todo lo contrario, ya que cuando observamos imágenes de su espacialización aparece despojada del entorno urbano y se entiende al edificio como protagonista, ignorando el contexto. Con respecto a los espacios de la prostitución no se tienen imagenes que ilustren el entorno de los burdeles. No se sabe sobre su exterioridad ni su contexto inmediato.






Si contemplamos las pinturas, podemos comparar las experiencias interiores; escenas inmersión a las actividades que suceden puertas adentro y a sus protagonistas. Si bien todas están pintadas con las técnicas características barrocas, observamos situaciones de distinto grado de intimidad.
En el puerto, se ilustran numerosas actividades que suceden a la vez. Abunda la multitud de personas, el movimiento y el bullicio. Las embarcaciones con banderas locales y extranjeras, demuestran el poder internacional de Amsterdam. Los cuadros de la bolsa, si bien también muestran multiplicidad de situaciones, son representaciones solemnes, majestuosas e imponentes. Vemos retratada la vida burguesa, del intercambio y el poder económico individual. Los retratos de la prostitución son aún más oscuros y lúgubres, la máxima expresión de la representación barroca. Ilustran situaciones de mayor intimidad y dramatismo. Muestran la vida en los bajos fondos de la sociedad.
Al mirar el mosaico de esta manera y contrastar los distintos espacios, podemos pensar que tal vez no se trata de tres situaciones de la misma ciudad. Quizás, aquello que creíamos que era de una manera, no es lo que parecía.
“A primera vista, una mercancía parece ser una cosa trivial, de comprensión inmediata. Su análisis demuestra que es un objeto endemoniado, rico en sutilezas metafísicas y reticencias teológicas.” Karl Marx, El Capital, Libro primero, Volumen I
Según nuestra hipótesis inicial, Amsterdam era una ciudad regida por la mercancía, y la búsqueda de este trabajo fue ver las distintas formas que esta tomaba dependiendo el ámbito de estudio.
Sin embargo, luego del análisis final, podemos pensar que en realidad la mercancía es una sola. Es la misma fuerza comercial operando continuamente. Es ese objeto del que habla Marx, destinado a satisfacer necesidades, con sus mismas dinámicas y reglas en todos los espacios. Es un único concepto, ilusoriamente pensado como muchos a la vez.
Pensamos que encontraríamos tres mercancías en una ciudad y finalmente lo que se desenmascara es una misma mercancía, vista en tres ciudades diferentes.
BIBLIOGRAFÍA
-La Ciudad en la historia, Lewis Mumford.
-La Puta y el Ciudadano, Lotte Van de Pol.
-Civilización material, economía y capitalismo, siglos XV-XVII, Fernand Braudel.
-Ámsterdam, Romero.
-La edad moderna s XV- XVIII, Tenenti.
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-The World’s First Stock Exchange, Lodewijk Petram.
-La casa historia de una idea, Witold Rybczynski.
-Ámsterdam, la ciudad más liberal del mundo, Russell Shorto.
-Historia de la forma urbana, A. E. J. Morris
-La ciudad barroca: Ámsterdam en el siglo XVII, de Simon Schama